FACHADA RENOVADA IGLESIA CERRO REYES



Desde la carretera de Madrid, por la avenida de Suerte de Saavedra se ve una edificación diferente con unas cúpulas blancas gigantes. Lleva allí más de ocho años y aún muchos no saben qué es. Hay quien dice que es un observatorio, una biblioteca, una edificación que deja indiferente a cualquiera, incluso hay quien dice que se asemeja a una mezquita. Pero lo cierto es que se trata de una iglesia y la gran cruz que sobresale de la fachada no deja lugar a dudas.

Es la parroquia Jesús Obrero del Cerro de Reyes. Una obra que nació en 2002 después de la fatídica riada. Ahora se renueva, se pone guapa y si ya era espectacular, esta iglesia no perderá su calificativo. Sus paredes exteriores toman un color crema, con más fuerza en los laterales. Casi tornándose color albero, para no perder la idiosincrasia con su interior.

Los herederos de Pepe Reyes, el fundador del barrio, Dolores y Ramón Bas Mirón, ya fallecidos, hicieron posible la construcción del templo, surgido a raíz de la conmoción que produjo una catástrofe. La totalidad de su coste superó los 600.000 euros. Al morir uno de los herederos pidió que se pintase la fachada de la parroquia. Y se hizo según su voluntad.

El párroco, Manuel Malagón, la describe como una construcción atractiva. Arquitectónicamente es espectacular y «cuando la miras de frente desde la avenida por la N-V, da una extraordinaria sensación de un templo fino novedoso y el letrero la hace elegante», dice con buen sabor de boca. Malagón indica que la idea que había en un primer momento era hacer una aportación moderna a la ciudad. Y se consiguió con vistas grandilocuentes que sitúan al ciudadano en un ambiente distinto.

Malagón asegura que las celebraciones se realizan con toda solemnidad, pero que su forma, dimensión y color aporta en la comunidad cristiana un estado de ánimo positivo. «Nada aburrido ni nada monótono». Más que necesario para muchos vecinos de la barriada.

El cura enseña en reuniones el muestrario y todos están de acuerdo. Que no destaque en el entorno pero que se note que se ha pintado. De está manera la fachada luce tres tonos, de menor a mayor intensidad en los extremos, dando sensación de grandeza. Por dentro, la iglesia es acogedora, alegre y luminosa. Su interior guarda similitud con un coso taurino. De color rojo y albero, con arcos a su alrededor. Puede que en este proyecto tenga mucho que ver la idea de su arquitecto, que es Sevillano.

El aparejador de la empresa encargada de la habilitación de las cúpulas ha regalado al templo las letras de la fachada principal. Una leyenda que para quien desconozca su existencia, sepa de que se trata: «Parroquia Jesús Obrero». Un trabajo moderno, con letras que guardan una simetría cóncava.
Echa de menos que el templo no tenga teja portuguesa o española, como le hubiese gustado por el simple hecho de evitar el drama de las cúpulas. La lluvia y los cambios de temperaturas parecen afectar a la iglesia. Sin embargo, en esta última reforma se han solucionado estos inconvenientes.

Una obra de caridad, que aunque no esté hecha con un poquito de cada vecino, es bienavenida y «el cerro está muy agradecido», comenta el cura. De regalos y donaciones vio la luz la parroquia Jesús Obrero del Cerro de Reyes.