Graduados extremeños sin barreras



En Extremadura, de los 20.000 alumnos inscritos en el registro de este curso de la universidad extremeña, 139 tienen algún tipo de discapacidad. Apenas representan un 1%, no obstante, a pesar de esta cifra, la responsable del servicio de atención al estudiante asevera que la cifra cada vez es más significativa porque año a año son más universitarios los que acaban sus estudios y obtienen su diploma de graduados.

Karla Rugel tiene un examen en una hora. María Barquilla concreta una cita con ella en el vestíbulo de la facultad antes. Karla estudia segundo de Derecho. María es la responsable de que no pierda ni un segundo del ritmo de estudio. Karla es ciega y aunque conoce al dedillo cada rincón de la facultad, María se convierte a menudo en sus ojos. Es, junto a Diana Arroyo, una de las profesionales de la Unidad de Atención al Estudiante, un organismo que presta ayuda a los alumnos con necesidades especiales con sedes en los campus Cáceres y Badajoz --y con delegaciones en Plasencia y Mérida--. Esta mañana en concreto le facilita un ordenador para que anote las respuestas de su control escrito --en el otro tiene los apuntes--. Karla perdió la visión a los ocho años en un accidente pero ella tiene claro que quiere ser abogada civil. "Siempre supe que iba a dedicarme a algo de letras", ratifica con una sonrisa convencida. Tiene que memorizar para estudiar así que bien escucha sus apuntes o traduce las leyes a braille con su máquina Perkin . Le gusta leer libros románticos o con tintes políticos y en un futuro no lejano se ve "con sus papeles y ejerciendo de abogada en un juicio".

Cuando Karla acabó primero de carrera, María Dolores Mariló Reglado se subió a recibir su título de Administración de empresas y Turismo. "Yo no quiero ser una mejor estudiante, quiero ser la mejor" se propuso la joven de Torrecillas de la Tiesa cuando empezó sus estudios universitarios y sus calificaciones fueron tan notables que en cuanto acabó, consiguió plaza en un hotel de la cadena Ilunion en Fuengirola. Ahí ejerce ahora en la recepción con su uniforme pero ella quiere ser "directora de hotel". Mariló tiene una discapacidad física y definitiva del 35% y está operada de escoliosis. También acudió a la oficina de María y Diana para hacerle llegar su caso. "Sabía que no podía trabajar físicamente, me gustaron de siempre los números y las matemáticas, tecnología y soy cercana", afirma. Así que encontró en el doble grado "la mezcla explosiva" que necesitaba y con ayuda del servicio y una silla adaptada para su discapacidad, aprobó sus asignaturas con sobresalientes.

Mariló siempre lo ha tenido claro. Ella es consciente de su discapacidad pero, "nunca ha pretendido dar lástima". De hecho, asegura que ella ha sacado las asignaturas tal y como lo haría cualquier alumno sin discapacidad. En ese mismo punto hace hincapié Diana Arroyo, quien asevera que desde el servicio facilitan al alumno el material para que puedan hacer frente a sus estudios que no limitan en ningún caso la dificultad. "Aquí vienen a estudiar como todos", apostilla.

UN 1% EN EXTREMADURA Ambas forman parte del 61% de los estudiantes con discapacidad matriculados que elige universidades presenciales, según apunta la Fundación Universia. Esta cifra ha aumentado un 7% con respecto al año pasado. Cabe recordar que en 2015 fue del 57% y el 2014, un 54,3%.

Aunque el caso de Karla y Mariló cada vez está más presente en las facultades, los alumnos con discapacidad aún representan una parte mínima de los estudiantes que se matriculan en las clases presenciales de la universidad. En España, la Fundación Universia cuantifica el número de universitarios este curso en 20.695. Esta cifra pone de manifiesto una mayor presencia de universitarios con discapacidad desde 2008 (8.230), no obstante, el informe revela que las matriculaciones descienden sobre las 21.942 de 2014 y las 21.577 del año pasado.

Del total de este año, 7.159 tienen matrícula en la universidad a distancia y 13.536 asisten a clases regulares en sus facultades correspondientes. Entre las universidades que reciben a más alumnos con discapacidad en España se encuentran en primer lugar la Universidad de Valencia con 1.071 estudiantes --es la única que supera el millar de estudiantes--. Detrás se encuentran la Universidad de Murcia con 838, las universidades catalanas, Oberta de Cataluña con 793 y Universidad de Barcelona con 730 y cierra los cinco primeros puestos de la lista la Universidad Complutense de la comunidad de Madrid con 639.

En el caso de Extremadura, de los 20.000 alumnos inscritos en el registro de este curso de la universidad extremeña, 139 tienen algún tipo de discapacidad. Apenas representan un 1% de los estudiantes que se matriculan en Extremadura de manera presencial. No obstante, a pesar de esta cifra, la responsable del servicio de atención al estudiante asevera que la cifra cada vez es más significativa porque año a año son más universitarios los que acaban sus estudios y obtienen su diploma de graduados.

ALUMNOS CON ASPERGER Aunque la cifra registrada por la Fundación Universia sea de 139 --son los alumnos con discapacidad reconocida--, el servicio disponible para el alumnado universitario atiende a 219 alumnos que precisan de una atención personalizada. Entre ellos, 51 tienen una discapacidad física, 16 tienen discapacidad visual, 14 registran alguna discapacidad auditiva, 26 tienen alguna afección mental, 49 necesitan atención psicopedagógica, 46 registan un déficit psicosocial y por último, 17 requieren otras necesidades.

En cuanto a los alumnos que manifiestan alguna discapacidad a la hora de afrontar sus estudios, cabe destacar que las personas con pérdidas auditivas registran la menor tasa de inclusión universitaria. En ese sentido, Diana Arroyo apunta que la discapacidad auditiva representa una de las barreras más acentuadas a la hora de comenzar una carrera presencial porque "si no hay intérprete de lengua de signos que actúe como mediador, los alumnos no pueden comunicarse, una cuestión que no afecta al resto de discapacidades".

Con respecto a las enfermedades de salud mental, Arroyo apunta que el espectro de alumnos que tratan abarca muchas variantes. Asisten a alumnos con esquizofrenia en tratamiento hasta estudiantes con Síndrome de asperger, una afección que causa una dificultad para las habilidades sociales y para reconocer emociones y problemas de empatía y que ha visibilizado en la pequeña pantalla Sheldon Cooper a través de The Big Bang theory . "Los alumnos de asperger los clasificamos aparte porque no mantienen características similares al resto de estudiantes", apostilla Arroyo. En la universidad extremeña hay cinco, dos en Cáceres y tres en Badajoz.

Sea cual sea la discapacidad que tengan los alumnos, el propósito del servicio es promover "la plena inclusión de los estudiantes con discapacidad o con necesidades educativas especiales en la universidad". Esta inclusión, aunque lenta es cada vez más efectiva. Casos extremeños como el de Karla o Mariló ponen de manifiesto que siempre es posible.

Fuente: La Crónica de Badajoz